No sé qué me pasa, estoy raro.
Nunca me han gustado los Peugeot: no dudo, en términos generales, de su calidad general, pero no me gustan, no puedo con ellos. Los veo como el coche dominguero por antonomasia: o conduces un coche, o te trasladas en un Peugeot.
Pero el otro día probé uno que me dejó impactado de lo bien que iba, y os lo voy a contar. Y si no queréis, no lo leáis, pero yo os lo cuento igual. Un 3008, sí, amigos. Sobre el papel, una castaña de coche... pero sólo sobre el papel. Porque, oye, que arrancas, le aprietas las orejas un ratico (era coche de empresa, así que se podía hacer el cafre sin mucha o ninguna consideración) y te quedas pensando sobre lo humano y lo divino, y lo bien que lo hace todo el p*** Peugeot.
- cambio: tacto maravilloso, aunque desarrollos largos (es la tónica) y pomo en el moderno estilo mierder galáctico, que causan furor en las discotecas y polígonos industriales de moda, pero que no hay quien lo agarre. Si a pesar de todo, era una delicia usarlo, os hacéis una idea.
- fantástica dirección, por precisión, tacto, suavidad, y radio de giro, a pesar del diminuto volante achatado, estilo mierder galáctico, que causan furor en las discotecas y polígonos industriales de moda
- motor: el diesel de 130cv, muy bien en medios y arriba, demasiado flojo abajo. Y con desarrollos eternos... no enamora, precisamente. Eso sí, consumos de risa, pero siempre superiores a esos de catálogo que sólo se creen los tres incautos de turno (con perdón).
- interior, maletero, equipo, acabados: meto todo en el mismo saco, porque, sinceramente, no me interesaba lo más mínimo. Se le ve bien acabado, parece sólido, no suena, es amplio, buen maletero... Pero tan emocionante como una lavadora. Y con ese estilo mierder galáctico, que causa furor en las discotecas y polígonos industriales de moda: lucecitas interiores, pantalla táctil, ambientador, navegador, conectividad, y todas esas mierdas que tanto gustan a los niños y a las niñas de hoy, que consiguen incluso que te compres un Peugeot. Inaudito.
- y vamos con la estrella, que es a donde yo realmente quería llegar: un tacto de suspensiones y un comportamiento, que me pareció increíble por su equilibrio. Aviso a navegantes: nuestros orgullosos premium de mercadillo tienen un equilibrio entre absorción y comportamiento, que no le llega a la suela de los zapatos del francés dominguero. Con una rueda moderada para lo que hoy día se estila en las discotecas y polígonos industriales de moda (225/55/18), el coche se traga literalmente agujeros en los que cabría un XC40 de lado, con el más absoluto confort. Y llegan las curvas, y eso va bien sujeto: ni se menea longitudinalmente con transferencias de masas burras, ni se menea transversalmente al volantazo vil (tampoco me pasé mucho, sólo un par o tres). Y chicos, da para pensar: que si vendes un producto supuestamente superior a un dominguero generalista, que se note. Y en este aspecto concreto, no sólo no se nota, sino que estamos muy por debajo. Claramente. Sin peros (y otra cosa no será, pero he probado unos cuantos Volvos).
¿ Que no me voy a comprar un Peugeot 3008? Absolutamente seguro.
¿Que no me voy a comprar un Peugeot en la vida? Muy probablemente (y eso que la berlina nueva es chulísima, pero ni sé cómo se llama).
¿Pero que el trasto mola? No os quepa la menorísima duda, chatos.