Sin duda, como comentaba md, muchos compradores se vieron influidos en sus decisiones por el negativo ambiente creado (con razón) a raíz del affaire del software de falsificación de emisiones del grupo VAG. Nuestro amigo md se vió influido también por la sabia opinión de su señora esposa, porque él en realidad (equivocadamente, sin duda
) hubiese preferido un Q5 con matrix, que eso sí que es premium de verdad (falso de toda falsedad ? )
El lamentable suceso del llamado Dieselgate, y sus consecuencias posteriores, se produjo además cuando la evolución del “clean diésel”, que combina la limpieza y reducción de emisiones (que permite la introducción de dispositivos como el FAP, EGR y, posteriormente, SCR), unida a la reducción de consumos (un 30% de promedio) y emisiones de CO2 con respecto a las de los motores de gasolina, propiciaba la aceptación cada vez mayor de estas mecánicas en mercados como el de USA, concretamente en California, donde dicho término de “clean diésel” se generó y popularizó.
Pasados los barros resultantes de aquellos lodos, lo cierto es que los diésel actuales han sido acreedores de la misma calificación y etiqueta ambiental que sus homólogos de gasolina, que se han visto obligados a incorporar FAP para reducir emisiones de partículas (cosas de la inyección directa) y así alcanzarla a su vez. Por lo tanto, a ambas motorizaciones les espera (cosas de la seguridad jurídica) el mismo horizonte futuro de limitaciones, o ausencia de ellas, según los casos y los usos. En algunos medios, imbuidos aún por esa inercia, cuando citan diésel en alguna noticia, toman la parte por el todo, y hay que traducir, para entenderlas, por motores de combustión. Lo que viene y vendrá son hibridaciones y electrificación, en sus distintas variantes.
Por lo demás, de las razones que aduce md, me quedo con lo de los pocos kms recorridos y el deseo de cambiar. Las motorizaciones diésel en su implementación actual, al menos en el caso que conozco, suenan y vibran muy poco y apenas se hacen notar. Las de gasolina siempre han tenido ventaja en este aspecto, especialmente en los arranques en frío, pero la generalización de la inyección directa en ambas motorizaciones acerca bastante las cosas. También creo que las peculiaridades de las motorizaciones díésel, ya comentadas, se adaptan mejor a las de los SUV y vehículos pesados en general, no digamos si el uso “off road” llega a tener cierta relevancia.
Para un uso viajero y abundante en distancias recorridas, los diésel actuales me parecen (aún y de momento) imbatibles, por ahorro, comodidad de uso en la conducción habitual (excluyo veleidades competitivas y exhibiciones poligoneras) y (por tanto) sentido práctico y eficiencia. Todo ello sin hacerle ascos a una buena mecánica de gasolina cuyas bondades son indudables y aprecio también, aunque no brillan en los aspectos citados. IMHO