No, no, por favor no tergiverses mis palabras, o aventures intenciones ajenas, porque yo en ningún momento he hablado de “mi Volvo” (que por cierto es motorización 2019) ni por lo tanto pretendido ¨”hacer ver” nada sobre él. Si hacemos esto (tergiversar y poner en boca de otro cosas que no ha dicho), en lugar de tener en cuenta y aceptar o rebatir las aportaciones y argumentos del interlocutor, el debate se convierte en un diálogo de sordos sin utilidad ni interés alguno.
Lo que yo he hecho, y escrito está lo dicho en el hilo, es comentar sobre una tecnología (SCR + adblue) que no es exclusiva de Volvo y que utilizan cada vez más fabricantes y con mayor frecuencia en sus modelos más recientes, incluyendo fabricantes de vehículos pesados, en los que se viene utilizando ya desde hace tiempo, como acaba de señalar cabetes y antes algún otro forero, y yo he indicado también en mis comentarios anteriores.
Con respecto al artículo que enlazas, está basado en las mediciones y el índice de calificación (llamado EQUA) que utiliza y aporta una entidad privada, llamada a su vez
Emissions Analytics, que no es una agencia gubernamental, ni tiene soporte o supervisión, ni sus métodos homologación, de entidad oficial alguna, según la información facilitada.
Además de eso, y en lo que se refiere a los modelos de la marca, los únicos con las motorizaciones actuales (denominadas 2019 y que incorporan en los diésel SCR+adblue) analizados por dicha empresa, son el XC40 1.5 gasolina y el V60 2.0 diésel (ambos en versión FWD, manual el primero y automático el segundo), a los que otorga la calificación de A+ y A respectivamente.
El resto de calificaciones EQUA del listado, para modelos de Volvo, corresponde a versiones de motorización anteriores a las actualmente utilizadas en los distintos modelos de la marca, que comparten motorización, como es sabido, y se trata, por lo tanto, de una información desactualizada, pero es más fácil, para algunas publicaciones, sacar conclusiones tremendistas y estigmatizar o ensalzar a ciertas marcas, que analizar antes los datos que ofrecen las fuentes utilizadas (o esperar a que los actualicen), valorar de donde provienen y el grado de fiabilidad que ofrecen éstas.