Hay un factor incierto en la compra de cualquier coche, especialmente si este tiene más de dos ó tres años. Por eso los coches de segunda mano valen bastante menos, por muy bien conservados que estén. Es decir, esta incertidumbre tiene su reflejo en los precios de mercado. Muchos vendedores, únicos propietarios, saben que han cuidado y mimado muy bien su coche y no entienden por qué el mercado valora sus coches por debajo de lo que ellos esperan, pero es precisamente por eso, porque existe otra gran masa de estafadores que hacen que comprar un coche de segunda mano sea una actividad arriesgada.
Dentro de unas décadas estoy convencido de que habrá sistemas sofisticados internos y externos al vehículo para la comprobación de los kilometrajes reales y minimizar así las posibles estafas. Por ejemplo, se me ocurren contadores de kilómetros conectados telemáticamente a registros o bases de datos centralizadas. Adicionalmente, podría haber cámaras instaladas en las vías principales de las ciudades de forma que detecten automáticamente las matrículas de los coches circulantes y manden la información a un sistema que sea capaz de calcular distancias recorridas en función de los puntos por los que el coche ha ido pasando. De hecho hoy día sería técnicamente posible, solo hace falta que se abarate y se sistematice su implantación (evidentemente esto sería complementario a otras funciones del sistema, como pueda ser la detección de vehículos robados, etc.)
