En la semana del 21 al 25 de febrero me harán entrega de mi “D3 Momentum Automático”, no tenía ninguna duda sobre el coche que quería, pero si sobre la motorización. El caso es que tras comentar con el asesor comercial del concesionario el uso que pretendía dar al coche (podría decir que más del 90% de los kilómetros los hará en carretera, nada de campo ni pendientes) y mi forma de conducir (muy tranquila), no dudó pese a mi insistencia en aconsejarme el motor de 163 cv que a mí por entonces me parecía "escaso" para mover ese coche con garantías. En el primer contacto que tuve con la casa, en el mes de septiembre del año pasado, pude probar el motor D5, no tenían disponible para prueba el D3; después, justo antes de firmar el contrato, ya en el mes de noviembre lo probé. Intenté hacer lo mismo que hice con el D5, lo metí en ciudad y salí a autovía (no lo pasé de 150 km/h), y no recuerdo diferencias ostensibles entre ambos; pero insisto, en ningún caso les exigí más de lo que acostumbro, intenté simplemente conducirlos como hago habitualmente. Sin embargo, todavía, aunque muy leve, me queda la duda de si acerté o no en la elección. Lo cierto es que, como he dicho, mi decisión la tomé siguiendo el consejo dado por el vendedor, que todo hay que decirlo encontré razonable ya que me ofrecía un producto más barato; si me hubiera aconsejado el motor mayor esa habría sido mi elección.