El cristal es prácticamente inmune a rayazos y abrasiones, lo mismo que a la radiación solar, no necesita de ningún tipo de adhesivo y su grado de transparencia es excelente, cosas que no pueden decirse de otros materiales.
En la práctica esto se traduce en que, una vez instalado el de cristal, te olvidas de él y de la necesidad de reponerlo por desgaste o deterioro, ya que no pierde sus propiedades fácilmente y si, por lo que sea, decides o necesitas quitarlo, no deja marcas ni restos de adhesivo.
Como he dicho antes, hay diferencia de coste y cada uno valorará la opción que prefiere, pero conviene hacerlo sabiendo que son distintas y lo que ofrece (o de lo que carece) cada una.